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"FLORALEZA",
de Ouka Leele,
con 20 poemas de la artista, y 20
serigrafías originales firmadas a
mano con lápiz por la misma y numeradas por el
editor, y prólogo de Francisco Calvo Serraller.
Medidas de 44 x 32 x 4´5 cms.,
y 140 páginas.
Edición bilingüe Español-Inglés.
Publicado el año 2004. |
La imaginación desbordante: Floraleza
Era preciso buscar algo que resultara innovador, diferente. Que sorprendiera, incluso, a los que ya sabían de la capacidad innata de sorprender que tanto caracteriza a la excelente artista. Fue el propio Ángel Pina quien se atrevió a pedirle que ilustrara sus propios poemas. Veinte composiciones inéditas junto con otras tantas serigrafías a cargo de la propia artista, basadas en el mural de 300 m2 que estaba pintando en Ceutí. Había que buscar un prologuista de auténtico lujo para una experiencia tan singular e inédita. Que fue, en este caso, Francisco Calvo Serraller. Es así como nace Floraleza, un libro, como admitió la autora del mismo, muy arriesgado “en un momento en el que todos los creadores se dirigen a la transgresión hacia la violencia”.
Veinte poemas de una escritora prácticamente inédita, y veinte serigrafías de una pintora que era conocida por sus fotografías. La singularidad de la obra permite que se inaugure una línea editorial llamada “Libros de artista”. Los poemas no son sino una prolongación de las propias serigrafías. Y a la inversa. Un diálogo entre dos modalidades artísticas llamadas a la reconciliación definitiva. Su obra plástica incide en la delicadeza de las flores. Y muy especialmente en su colorido, que resulta desbordante: “Ríos de colores/ suaves y delicados/ acariciadores y envolventes”, como reza en su poema número tres. Antonio Arco, con su habitual perspicacia, adivina en la obra una ternura que va a contracorriente con las modas. Y unos poemas que “surgen de lo más profundo de sus sentimientos, de las caricias y los sueños que la acompañan, de su imaginación desbordante”.
José Belmonte Serrano
Universidad de Murcia
Fragmentos del catálogo LIBROS CON ARTE
Comunidad Autónoma de Murcia (Marzo 2007) |
A lo que se ve, yo mismo, casi sin querer, me encuentro enredado por la fuerza literaria de la intimación floral, que me ha salido, sola, por la impremeditada vía de los cuentos de Catherine Mansfield, que ciertamente no es mala senda poética al respecto, pero que, se comprende, podría haber tomado cualquier otro de los múltiples derroteros literarios, y, no digamos pictóricos. ¡Bodegones florales! ¡Jardines pintados! ¡Paisajes silvestres!... ¿Por donde empezara adentrarse por la flora interminable de lo así pintado y, todavía más, pintable?. El efecto embriagador de lo floral es, en cualquier caso, de tal fuerza inspiradora que hasta convierte en ocasional poeta a un docto doctrinario español sobre arte, además de ser él mismo pintor. Me refiero a don Antonio Palomino de Castro y Velasco, autor del célebre tratado artístico Museo pictórico y Escala óptica, el cual, al tratar del para él imprescindible ejercicio de la pintura de flores, transforma la meticulosa prolijidad en la descripción de la variedad de especies y sus infinitos matices en una retahíla, en efecto, poética. No es que, por ejemplo, se explaye con las rosas, a las que describe mediante sus mil diversos accidentes, sino que continua después con el clavel, la azucena, el lirio, el tulipán, la anémona, la peonía, el ranucio, la adormidera, la malva real..., pero, como él mismo afirma, ha de zanjar la cuestión: “Estas son las flores mayores, y más notorias; que de haberlas de describir todas, fuera nunca acabar: y así sólo diré de las menores, que el jazmín tiene cinco hojas, otras tantas el azahar; el nardo, o vara de Jesé, seis, y su vara, y capullos a la manera de la azucena. El alhelí (que en Andalucía llaman aljalí) tiene solo cuatro hojas; otras tantas la mosqueta, y la flor de la jeringuilla, y las florecitas de los geldres, o mundos; los junquillos, y jacintos a seis; cuya noticia importa para no echarles más hojas que las que les dio la Naturaleza a aquellas, que las tienen contadas: cosa que la puede fiscalizar cualquiera de mediana observación”. Ouka Leele, artista actual, cuyo rastro legendario no es producto de ninguna ficción, no sólo se hermana a través de la pasión floral con sus colegas de cualquier edad, sino que también comparte esa misma absorción embriagadora que atenazó a las heroínas novelescas. Es cierto que no es en absoluto una doctrinaria de nada, pero cultiva imaginativamente sus propias flores, a las que invoca y convoca con imágenes y palabras, con pinceles y versos, los únicos medios que disponemos para celebrar el misterio de ese gratuito don de la naturaleza, que no hace florecer. Mediante las palabras, invoca el misterio y se deja absorber por él; mediante los trazos y colores, convoca materialmente sus formas singulares, haciéndose ella misma singular. En ambos casos, se trata de una intimación de primeros planos, de embriagadores estallidos emocionales, que anulan cualquier distancia. Primeras impresiones absolutas, una total inmersión. Con las flores, Ouka Leele no se anda con medias tintas: es el ser o no ser del color. Un entregarse a la flor. Ser flor. Florecer. Un arte sin concesiones. ...
Francisco Calvo Serraller
"Florecer". Fragmentos del prólogo para el libro "Floraleza" |
Arrullo de aroma
mece el color
que de dentro
acaricia el ojo
joya
para tu cuello esférico
andén
de metamorfosis soñada
husmeada,
la flor poco a poco
inhalada,
transforma el deseo
de ser transfigurada
en joya
de rayo engarzada
en escoba de luz
para viajes áureos
Quién fuera un río
recorrer la Tierra
moldeándome en sus formas
transparente y suave
ojos como rocas de piedras preciosas
iguales a los planetas
iguales a las estrellas
labios de carne
babosas húmedas entre las hierbas
hormiguitas blancas como las perlas
oro mi cuerpo
ora mi lengua
ore mi mente
siempre en silencio
Ouka Leele
Poemas 1 y 4 publicados en el libro "Floraleza" |
Datos técnicos de la edición
Para este Libro de Bibliofilia FLORALEZA, con poemas y serigrafías de OUKA LEELE, prólogo de FRANCISCO CALVO SERRALLER y presentación de ÁNGEL PINA RUIZ, la artista ha realizado 20 obras gráficas originales de 43 x 31 cms., cada una, firmadas a mano con lápiz.
La impresión se ha efectuado en «Industrias Gráficas Jiménez Godoy, s.a.» utilizando papel de 240 gramos, fabricado con pura celulosa ECF, con un pH neutro.
Las serigrafías originales en «GMS, Serigrafía Artística», sobre papel de 240 gramos, fabricado con pura celulosa ECF, con un pH neutro.
Consta de los siguientes ejemplares: para el Depósito Legal 6, del 1 al 295, de la A a la L para colaboradores, en números romanos I a LXX y 15 pruebas de autor, habiendo sido las 20 serigrafías originales de cada libro numeradas por el editor y firmadas a mano con lápiz por el pintor.
El diseño correspondió a Pedro Manzano |
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